Una quemadura es una lesión cutánea o de los tejidos subyacentes, como consecuencia de un contacto con fuego, calor, productos químicos, corriente eléctrica o radiación.
Las quemaduras profundas, debido a su gravedad, impiden que las heridas puedan curar adecuadamente y, en ocasiones, no hay más remedio que tratarlas quirúrgicamente. Además, existen posibles secuelas cicatriciales derivadas de las quemaduras, que generen limitaciones funcionales o grandes defectos estéticos en los pacientes.
La complejidad del tratamiento de estos pacientes obliga a disponer de un gran arsenal terapéutico que permita emplear las distintas técnicas, en función de los problemas que presenta el paciente.