La parálisis facial es una enfermedad muy invalidante cuyo origen reside en la lesión del nervio facial, encargado de dar movimiento a los músculos de la mímica facial, entre ellos, los esfínteres de la cara (ojo y boca). Su lesión provoca la imposibilidad de cerrar correctamente los ojos y la boca; de articular adecuadamente ciertas palabras; de comer con normalidad, o de poder expresar emociones de forma correcta, como por ejemplo, la incapacidad para sonreír.
Existen distintas técnicas quirúrgicas que permiten la mejora de la parálisis. Estas se pueden clasificar en técnicas estáticas, cuyo objetivo es devolver los tejidos a su posición original; o las técnicas dinámicas, cuya misión es devolver, en parte, el movimiento que el rostro ha perdido. En función del tiempo de evolución de la parálisis y de las características del paciente, se puede proceder a unas o a otras.
Es muy importante que el paciente que sufre parálisis facial consulte lo más rápido posible con alguien con experiencia para poder conseguir el mejor resultado, funcional y estético.